Llegan a hacer del sicariato una auténtica forma de vida, llegando a ser una profesión muy bien remunerada. Muchas veces, esta práctica se desempeña por cuestiones de lealtad, con un mismo jefe o patrón, pero no dudan en aceptar otro trabajo a modo de horas extras. En algunos casos, los sicarios suelen haber tenido un entrenamiento previo. Muchos son antiguos miembros de fuerzas policiales o militares de países del este o de Latinoamérica.