París, 1885: Aubry Tourvel, una niña mimada y testaruda de nueve años, encuentra una bola de rompecabezas hecha de madera cuando vuelve a casa de la escuela. La arroja por encima de una cerca, solo para encontrarla en su mochila esa misma tarde. Días después, en la mesa familiar, empieza a desangrarse. Cuando el tratamiento médico solo empeora su situación, huye a las afueras de la ciudad, donde descubre que es el movimiento mismo lo que la mantiene con vida.