Las puertas y ventanas que se abren dentro de uno después de leer estos poemas ya no se cerraran jamás. El poeta dejo la guitarra en un altar y, sin escudo ni armadura, ahora nos cuenta esa parte de la historia que otros omiten en su biografía. No se trata de ser valiente, sino de ser sincero. Con los vivos y con los muertos. Con los hijos y, sobre todo, contigo, lector. Para eso sirve la poesía, para acercarnos a todo aquello que habita bajo la piel y situarlo a la altura de los ojos. (Diego Ojeda)