Los últimos héroes de acción arranca en mayo de 1990 en Cannes, escenario en el que Arnold Schwarzenegger y Sylvester Stallone bailaron juntos un vals ante una muchedumbre llena de caras famosas para dejar constancia de que, por fin, hacían las paces — en una ocasión Stallone había lanzado un jarrón a la cabeza a Schwarzenegger, y la cifra de víctimas de Comando había sido incrementada para que la película del musculoso Arnold tuviera «la polla más grande que Rambo»—.