Con la llegada de los barcos del comandante Perry, Japón se vio obligada a abrir sus fronteras al exterior. Esto provocó un periodo de gran agitación política y violentas luchas entre los que se aferraban al pasado y los que veían una oportunidad con la apertura a occidente. A pesar de su habilidad e inteligencia, Tokugawa Yoshinobu, el decimoquinto shogun, fue incapaz de salvar su gobierno.