He aquí una retorcida historia de amor. Nuestro prospecto de héroe ha de ganarse su papel en ella con las reglas que impuso desde niño. No hay para él asunto más serio que este juego, cuya materia prima son las cicatrices. Necesita vivir la vida al límite, hacer de cada día una película y saltar al vacío sin la ayuda de un doble. Los novelistas, piensa, son siempre lo que cuentan.