Sebastian Barnac tiene diecisiete años. Es un adolescente extremadamente tímido, guapo y con alma de poeta, que inspira cariño y ternura por sus facciones infantiles.
Un verano viaja a Italia y en ese momento empezará realmente su educación. Bruno Rontini, un piadoso librero que le enseña sobre lo espiritual, y el tío Eustace, quien lo introduce en los placeres profanos de la vida, serán sus maestros.