Francisco de Asís es, quizás, el máximo héroe religioso del Cristianismo. De ningún otro exceptuando naturalmente su divino Fundador podríamos constatar una influencia tan directa y eficaz, que sigue manifestándose todavía, a más de siete siglos de distancia de su vida mortal: una influencia que desborda no sólo los confines de la Iglesia Católica a que perteneciera, sino incluso los límites más amplios de la comunidad cristiana.