"... Y ahora, mientras permanecía mirando la sombra de su propia belleza, la plena realidad de la descripción se adueñaba de el como un relámpago. Si, llegaría un dia en que su cara se arrugaría y se marchitaría, sus ojos se hundirían y perderían el color y la gracia de su rostro se quebraría al deformarse. El escarlata de esfumaría de sus labios, como el oro de su cabello. La vida que debía hacer su alma corrompería su cuerpo. Se volvería horrible, repugnante, tosco."