Por un lado, está la necesidad. Por el otro, el Destino? Estar destinada a convertirse en una especie de canalizador sobrenatural no es precisamente genial, sobre todo cuando la «otra mitad» de Alexandria la sigue a todos lados.
Seth siempre está en su sala de entrenamiento, fuera de sus clases o en su habitación, y nada de eso le agrada a Alex.