Un crimen imposible. Un detective insospechado. No se trata de un desafío entre el asesino y el detective, sino de un duelo de inteligencia entre el autor y el lector.
-Haría falta un policía -sugirió alguien-. Un detective. -Tenemos uno -dijo Foxá. -Todos siguieron la dirección de su mirada. -Eso es ridículo -protesté-. ¿Se han vuelto locos? -Usted fue Sherlock Holmes. -Nadie fue Sherlock Holmes. Ese detective no existió jamás.