Los autores clásicos que han escrito sobre los partidos políticos -de ostrogorski a michels, de weber a duverger- partían invariablemente de la idea de que para comprender la actividad, el funcionamiento y las transformaciones de los partidos hay que desvelar el núcleo organizativo y reconocer que los partidos son, ante todo, organizaciones y que el análisis organizativo debe, por tanto, precerder a cualquier otro planteamiento.