El Sultán Schariar no era un ejemplo de tolerancia: decide que se casará cada día con una joven que mandará ejecutar a la mañana siguiente. Pensaba que así nunca sería traicionado por sus futuras esposas, tal como le sucedió con la primera.
Entonces aparece en escena la inteligente y hermosa Scherezada, hija del gran visir.
Heroica, se ofrece como voluntaria para contraer matrimonio con el sultán y así impedir que mueran otras jóvenes.