Aunque era una joven de noble linaje -descendía de Marco Antonio Augusto-, Mesalina no vivió una infancia esplendorosa.
En su adolescencia, Simón el mago le predijo un destino imperial en compañía de Claudio. Se desposa con él y, en el 41, al ser asesinado Calígula, la predicción del mago se cumple; Claudio alcanza el poder imperial y la joven de dieciséis años se convierte en emperatriz.