Tras varios intentos frustrados de magnicidio, resulta que el revuelo no ha sido en vano, como se descubre en el inesperado desenlace.
En el Puerto Alegre de los años veinte se desarrolla esta implacable alegoría de las dictaduras latinoamericanas. El viejo león, tirano de la isla caribeña de Arepa, en vísperas de su quinta reelección se dispone a decretar una presidencia vitalicia.