De una concha que un niño recoge en una playa chilena, al sur, muy al sur del mundo, una voz se eleva, cargada de recuerdos y sabiduría.
Es la voz de la ballena blanca, el animal mítico que durante décadas ha custodiado las aguas que separan la costa de una isla sagrada para las personas nativas de ese lugar, la Gente del Mar.