En todas las islas del Imperio, se extrae detrás de la oreja de cada niño un trozo de hueso, durante un ritual que con demasiada frecuencia es fatal. Desde su palacio, el emperador utiliza estos preciosos fragmentos para crear y controlar formidables quimeras animales, los constructos que mantienen la ley y el orden. Pero su autoridad flaquea y la rebelión ruge por todas partes. Lin ha perdido sus recuerdos y pasa sus días en el enorme palacio lleno de puertas cerradas y oscuros secretos.