Don Ignacio Herrerías, el entonces dueño del periódico Novedades, fue quien indirectamente me inicio en el mundo de las historietas. Yo colaboraba dos veces a la semana en ese diario realizando un dibujo, pero el me insistía que hiciera una historieta, por que aquellos días estaban de moda. Mucho tiempo me rehusé a hacerlo. Pensaba, pensaba... pero era imposible idear algo novedoso que tuviera impacto en el publico.