Las grandes obras de la literatura universal merecen un tratamiento respetuoso, digno e incluso amoroso por parte de todos los que intervienen en su producción y difusión. Estos sentimientos rebasan la técnica y se convierte en un motivo de satisfacción para quienes tenemos el privilegio de poner en mano de los lectores estos engendros de la imaginación desbordada y penetrante inteligencia que han sido, a través de los siglos, el motor de la creación en otros campos de la cultura, y en especial la evolución de la evolución....