De perfil es un rito de iniciación gozoso, agresivo, desenfadado, lleno de ironía pero también de rigor y de esperanza, recoge literalmente varias de las más antiguas y sólidas tradiciones pero también se abre a una gama infinita de posibilidades técnicas y narrativas. Su lenguaje es una necesidad de contenido: como el mundo que aquí se despliega es el de la juventud, de quienes empiezan a erguirse por sus propios pies -y con la pequeña ayuda de sus amigos- ante la existencia para revolucionarla o enajenarse en ella.