En las tempranas horas del 19 de febrero de 2006, una súbita explosión sacudió una mina de carbón en el norte de México y atrapó a 65 trabajadores en un túnel subterráneo. Napoleón Gómez Urrutia, líder del sindicato que representa a los trabajadores, estaba horrorizado por lo que encontró en la escena: inspectores de la secretaría del trabajo y de grupo México la compañía operadora de la mina había ignorado el estado notoriamente peligroso del lugar y fracasaban ante el intento de rescatar a los mineros...