Desde el mes de septiembre del año pasado no he hecho más que esperar a un hombre: he estado esperando que me llamara y que viniera a verme», así arranca la historia sobre la pasión de una mujer culta, inteligente, económicamente independiente, divorciada y con hijos ya mayores, que pierde la cabeza por un diplomático de un país del Este que siente debilidad por la buena ropa y los coches aparatosos. Muy pocas veces antes se había hablado con tan descarnado descaro de cómo el deseo puede trastocarnos.