Entre las distracciones del mundo moderno y la exigencia de poner atención y energías en más y más actividades al mismo tiempo, resulta cada vez más difícil dirigir nuestro cerebro a los asuntos que realmente importan. El resultado: un bajo desempeño laboral, falta de comunicación con nuestros seres queridos y una sensación de insatisfacción con la vida, por no hablar de los casos cada vez más comunes de depresión y trastorno de ansiedad.