Mientras que el gobierno solo admite que, hasta febrero de 2022, habían fallecido 312 mil mexicanos a consecuencia de COVID-19, el reporte de exceso de mortalidad de la misma fecha indica que el número ascendía a casi 700 mil.
Ninguna dependencia ni ningún funcionario del sistema de salud reconoce la escandalosa diferencia ni las causas reales de muerte detrás de estos números.