Si atendiéramos sólo a la oposición partidista, a la comentocrácia que campea por los medios o a los sectores más virulentos de las redes sociales, creeríamos que la opinión sobre Andrés Manuel López Obrador está dividida en dos bloques homogéneos de rechazo categórico o aceptación incondicional.
No obstante, hay otra manera de entender el fenómeno.