Cardoza escribió Lázaro con la intención de que fuese un testamento lírico que resultó, también, un testimonio impresionante de vida y de visiones. Libro que apareció póstumamente y poema de reconciliación con el mundo y con la tragedia de la pérdida de un ser amado, queda entre nosotros como la imagen de un hombre que entendió lo maravilloso como un milagro cotidiano.