No sé por qué lo llaman polvo, si con ella es luz y fuego y aire, y la tierra siempre queda abajo. Ella está hecha de un material tan especial, que te cambia la vida cuando la tocas. Abrázala desnuda es como bailar en el aire.
Sin más música que la que vamos improvisando al respirarnos. Abrazarla, desnuda, es remar contra el tiempo y ganarle. Ella tiene un sólo defecto: yo. Y hasta eso le queda bien.