Existe una tradición en la que el cuerpo y la literatura siempre han estado unidos, y de ella han formado parte escritores tan diversos como Baudelaire, Rimbaud, Lautréamont, Walser, Sebald o Benjamin. A esa secta secreta se ha unido Pierre Alferi. Es la secta de quienes caminan para escribir, y que han hecho del paseo un estilo de vida y un género literario.