Quevedo reflejó en su obra literaria una profunda contradicción entre el hombre político que vocacionalmente quiso ser y el poeta que supo escribir los más excelsos poemas satíricos, filosóficos y amorosos de nuestro barroco. de la conjunción de estas dos facetas intrínsecamente definitorias de su carácter nace un pavoroso desengaño que lo empujará a sobrevivir en su refugio interior de creación y a escribir para vivir y padecer.