Kiyoko es diferente a las demás muchachas de su edad. La cicatriz de labio leporino supone una onerosa marca en su hermoso rostro y su espíritu rebelde no termina de encajar con su peculiar familia. Su hermano es un pusilánime con pocas aspiraciones en la vida y sus hermanas, casadas con hombres a los que no aman, afrontan sus matrimonios de manera dispar: una es la perfecta esposa abnegada y la otra, una manipuladora que solo piensa en ella misma y sus amantes.