Del reconocido músico Philip Glass podría afirmarse que, a través de sus sinfonías, óperas y música para películas, dio con el sonido dominante que esculpiría la banda sonora de la música clásica del siglo XX. En Palabras sin música -sus memorias en toda regla- se presenta como un narrador excepcional, como un cronista agudo y detallista, para componer.