Las llamamos clásicas. Perennes. De culto. Obras de catálogo. Son las que parecen durar para siempre sin dejar de venderse nunca, que mantienen su vigencia a través de los años y se convierten en referencias ineludibles más allá de los éxitos fugaces y de las trampas de la publicidad. Y todas las personas y empresas creativas aspiran a producirlas y vivir de ellas.