Mila está acostumbrada a estar sola.
Quizá por eso accedió a vivir en aquel remoto lugar, entre flores y niebla.
Pero no le habían dicho que había fantasmas.
Después de haber terminado el último curso de instituto, Mila ha crecido hasta salir del sistema de familias de acogida. Así que, cuando le ofrecen un trabajo y un sitio en el que vivir en una aislada zona de la costa del norte de California, acepta de inmediato. Espera encontrar por fin una nueva casa, un hogar de verdad. La granja es un refugio, pero está poseída por el pasado, por las heridas que han llevado a escapar hasta allí a sus jóvenes residentes. Y, de pronto, los espantosos recuerdos de Mila empiezan a salir a la superficie.