Nora y Patch pensaban que sus problemas habían acabado. Con Hank fuera de juego, por fin tendrían un descanso. Pero ahora, sin Hank, Nora se ha convertido de manera involuntaria en la líder de los Nefilim y tiene que acabar lo que él comenzó, lo que significa que deberá destruir a los ángeles caídos, y con ellos a Patch. Nora, que nunca permitirá que eso ocurra, elabora un plan con Patch: harán creer a todos que han roto, convencerán a los Nefilim de que están cometiendo un error, y evitarán así la guerra.