No se sabe muy bien por qué, pero lo cierto es que siempre nos han atraído los piratas, los corsarios, los bucaneros... Ladrones viriles, duros como una roca, con piel tan áspera como su corazón. Curtidos al sol y al viento a los mares tempestuosos y a una vida de lucha constante donde más de uno duerme con un ocio abierto y su espada en la mano. Una existencia regada en ron, cánticos y tesoros por robar o descubrir.