Corría el año de 1886 cuando fueron leídos por su autor los primeros capítulos de la presente novela, en las sesiones del Liceo Hidalgo. ¡Qué hermosas eran entonces las veladas que el Liceo ofrecía los lunes a los amantes de las buenas letra urrencia que acudía a escuchar discusiones en que tomaban parte Pimentel, Riva Palacio y otros distinguidos literatos; lecturas amenas e instructivas, discursos razonados y eruditos, o bien, floridos y galanos como los de Zambrano...