"El Charro de Huentitán refleja el tiempo de oro de la música popular, la de hombres y mujeres que caminaron por el barro y llegaron a la cumbre".
El palenque estallaba en gritos de felicidad y delirio. Erguido y con la frente en alto, se ajustó el sombrero de ala ancha y el traje de charro, acomodó la pistola en el cinturón y arremetió con su voz. Se dispuso a cantar como el público lo merecía y hasta que dejara de aplaudir.