Vivo en la Villa Borghese. No hay ni asomo de mugre en ninguna parte, ni una silla que no se encuentre en su lugar. Estamos aquí completamente solos y estamos muertos.
Anoche, Boris descubrió que tenía piojos. Tuve que afeitarle las axilas, y ni siquiera así cesó la comezón. ¿Cómo puede uno infestarse de piojos en un lugar tan hermoso? Pero, no importa.