Umbrías es una ciudad habitada por sorprendentes personajes con vidas fuera de lo común. En ella, las cabezas de los gobernantes ruedan por los pisos del Palacio Municipal, los perros muertos son una valiosa propiedad, se erige la Estatua de Sal de la Plaza de Todos los Vientos —cuyo origen es desconocido por los lugareños— y los habitantes se preparan para los festejos de iniciación: los niños son enterrados bajo el chilar, en el Cementerio de los Vivos, para que duerman y posteriormente regresen del “sueño de la vida”.