De acuerdo con el budismo zen, sólo una mente sin distracciones puede atender al instante en toda su fugaz pureza; sólo aquellos que trascienden el yo pueden revelar el sólo es arquitectura, sino atención suprema, del instante; sus revelaciones trascienden toda singularidad y convierten la confesión en comunión, las conclusiones en destellos súbitos y consecutivos.