Un hombre gordo, sensual, goloso cena una noche con sus amigos y sin la menor queja se derrumba sobre el campo de sus placeres. Su cuerpo es examinado, declarado muerto, incinerado y depositado en una urna. Pero su fantasma permanece. Eso sí, imposibilitado de vagar a voluntad, cautivo de un candil eléctrico. Y entonces su viuda, a quien le había resuelto la vida hasta entonces, se ve obligada a entrar al mundo.