Sono el telefono y supo que la iban a matar. Lo supo con tanta certeza que se quedo inmovil, la cuchilla en alto, el cabello pegado a la cara entre el vapor del agua caliente que goteaba en los azulejos. Bip-bip. Se quedo muy quieta conteniendo el aliento como si la inmovilidad o el silencio pudieran cambiar.