Sherlock Holmes, el mejor detective de todos los tiempos, encontró su final junto con su archienemigo el profesor Moriarty en las cataratas de Reichenbach (Suiza).
¿O no fue así? Durante diez años, Conan Doyle se resistió a escribir sobre este perspicaz a la vez que peculiar detective; sin embargo, la presión de sus fieles lectores le empujó a devolverle la vida.