Y yo que pensé que al menos al salirme de la oficina me iba a poder liberar del celular. Estaba segura de que no podía haber ningún tipo de emergencia ni causa urgente para una persona cuyo trabajo consiste en revisar que su casa y sus hijos estén completos y en orden.
Contra todos mis pronósticos, ahora estoy más esclavizada que antes. Ahora pertenezco sin posibilidad de negarme al grupo de WhatsApp del salón de los gemelos.