La Oración del 9 de febrero, de Alfonso Reyes, es una de las piezas más perfectas y conmovedoras en la historia de la prosa hispanoamericana.
Testimonio de amor filial y de distancia irreparable, Alfonso Reyes la comenzó a escribir, en Buenos Aires, diecisiete años después de la muerte de su padre, el general Bernardo Reyes, quien se expuso, heroico y suicida, a morir ametrallado a las puertas de Palacio Nacional.