«Creímos que nada nos dolería más que la desaparición de Irene, pero estábamos lejos de conocer el verdadero dolor de las pérdidas.»
Para Esther, el recuerdo de su infancia y juventud se reduce a la enfermedad mental padecida por su hermana, a los cuidados necesarios y a las precauciones siempre insuficientes. Luego, a su desaparición y asesinato.