"Cuando Madame Bovary se encontró en la cocina se acerco a la chimenea. Con los extremos de dos dedos levanto sus lastas hasta la altura de la rodilla y, enseñando los tobillos aproximo a la llama, pasándolo por encima del asador que daba vueltas, su diminuto pie calzado con elegante botina negra. El resplandor del fuego la iluminaba por completo penetrando con crudeza el tejido de la ropa, los poros de su blanca piel y hasta los parpados de sus ojos que frecuentemente pestañeaban."