En la segunda mitad del siglo XIX Alaska fue el objetivo de muchas expediciones que buscaron fortuna con la explotación del oro. El Ártico es también el destino que le ha sido reservado a Buck, un formidable perro mestizo, hijo de un San Bernardo y de una pastora escocesa, que disfruta de una existencia apacible y civilizada hasta que es vendido para tirar de un trineo en los páramos helados de Alaska y Canadá. De poco servirá lo que ha aprendido hasta el momento.