Todos asumimos como evidente la relación entre estados emocionales alterados y el malestar intestinal –mariposas en la tripa, nudo en el estómago...–, lo que no es tan evidente es la misma relación pero en sentido opuesto.
Hoy diversos estudios científicos documentan cómo el equilibrio bacteriano de nuestras entrañas modula en gran parte el comportamiento, los estados de ánimo y las capacidades cognitivas.