Originalmente este libro llevaba como título El odio a la poesía que, a decir de su autor, sólo subraya el odio a la poesía pretendidamente ligada al gusto de lo posible, pero no lo expresaba claramente. Pensando en la aversión que le inspiraba entonces la bella poesía, destacaba la insulsez del lirismo. Esto debido a que para él, la poesía no delira, el delirio posee sobre la poesía la ventaja de ser involuntario.